Un retrato de la reina Isabel II con corona, los mofletes hinchados y cara de repollo, exhibido en la galería Tate Modern, ha causado cierto revuelo y polémica en la prensa británica. Claro que podía haber sido peor: al artista en cuestión, George Condo, se le pasó por la cabeza pintar a la reina desnuda, pero se le informó de que no está permitido mostrar así en un lugar público a miembros de la familia real.
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